Puede decirse de él que es uno de los dos fabricantes de
violines más grandes de todos los tiempos y que sólo Stradivarius consiguió
hacerle sombra. Tanto en el sonido como en el aspecto, sus violines difieren
notablemente de los de su rival, pero la preferencia por uno u otro es tan sólo
una cuestión de gusto, y no de calidad: algunos intérpretes prefieren los de
Guarneri, mientras que otros son devotos de los de Stradivarius. Paganini fue
un gran admirador de los instrumentos del menor de los Guarneri y, ya en el
siglo XX, intérpretes como Grumiaux, Heifetz,
Kogan, Ricci, Stern,
Szeryng, Zukerman y
muchos otros los han utilizado y alabado.
Giuseppe Guarneri obtuvo la mayor parte de sus conocimientos
en el taller de su padre; no obstante, pronto empezó a dar muestras de que su
mente era no sólo original, sino también capaz de obtener grandes beneficios de
la observación del trabajo de otros. Siendo muy joven todavía, se fijó en la
obra de Stradivarius, obra que había sido casi completamente ignorada por su
padre, pero en los primeros años de la década de 1730 su trabajo ya era
completamente diferente en apariencia y sonido tanto con respecto al de su
padre, como respecto al de Stradivarius, lo que tal vez explica en parte el
porqué de la popularidad del último de los Guarneri entre los violinistas.
Fue hacia 1722 o 1723 cuando Giuseppe abandonó la casa de su
padre para establecerse por sí mismo. Antes del final de esa misma década ya
vendía sus propios ejemplares, etiquetados con la bien conocida clave
"IHS", que más tarde daría lugar al apodo "del Gesù" y cuyo
significado es todavía hoy en día objeto de especulación (una de las hipótesis
más plausibles es la que afirma que IHS son las iniciales de Iesus Hominum
Salvator). Ciertas características de su trabajo (la amplitud de los arcos, el
acabado de los bordes, los oídos largos y bastante afilados, la largura del
talle...) hacen presuponer en Giuseppe Guarneri la influencia del estilo de la
región de Brescia o bien dan idea de que del Gesù estaba intentando
hacer una versión cremonesa de los instrumentos de Gasparo da Sañó y Maggini.
Éstos eran conocidos entonces (al igual que hoy en día) por su fuerte sonido y
por su capacidad para soportar una gran presión del arco sobre las cuerdas, de forma
que seguían sonando por muy fuerte que tocara el violinista. Lo que del
Gesù consiguió fue combinar esta importante característica con la belleza
tonal y la facilidad de respuesta de un violín de Stradivarius, y es por tal
motivo por lo que a veces está mejor considerado que éste último.
Con respecto a la calidad de su arte y a la perfección de
diseño, Giuseppe Guarneri alcanzó probablemente su cima hacia 1735, año en el
que sus violines más exquisitos ya estaban terminados y cubiertos con ese
barniz inimitable de tintura variada típico de su obra. Hacia 1737 o 1738
empezó a manifestarse el genio errático del artista; continuó fiel a los
principios desarrollados en los primeros años, pero con menos inhibiciones que
nunca, usando el cuchillo y la gubia con creciente abandono. Esta tendencia se
prolongó durante algunos años, generalmente con magníficos resultados. En los
últimos dos o tres años de su vida, el artista fabricó algunos de los más
gloriosos y extravagantes violines jamás vistos; a pesar de que Guarneri parece
haber arremetido salvajemente con sus herramientas contra ellos, siguen
exhibiendo sorprendentemente el mismo resultado tonal sin parangón. Incluso los
ejemplares menos logrados del maestro retienen algo de este sonido peculiar que
murió para siempre, junto con su artífice, en 1744.